Historia del Museo
El anhelo de crear un Museo de la cultura gallega en sus diferentes manifestaciones tiene un recorrido histórico. Este deseo se ha materializado con el Seminario de Estudos Galegos. En 1930 esta institución conseguía una sala en el Colegio de Fonseca de Santiago de Compostela en que exponer sus colecciones arqueológicas, antropológicas y de arte contemporáneo. Con el golpe de estado, las fuerzas franquistas prohíben su actividad y desmontan este trabajo. Parte de su legado será recogido más tarde por el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento.
Con la muerte del dictador y en plena transición democrática, nace en 1976 el Museo do Pobo Galego. Bajo la forma de una asociación, marca como sus objetivos investigar, conservar, divulgar, defender y promover la cultura galega en todos sus ámbitos; y concretamente crear y desarrollar un museo al servicio de estos intereses.
El espíritu del Seminario de Estudos Galegos está presente en muchos aspectos, desde el propio legado material de una parte de sus colecciones o en la propia participación en el Museo de antiguos miembros de la institución, como Xaquín Lorenzo o Antonio Fraguas, que fueron el primer presidente del Padroado y el primer director del Museo.
Será en octubre de 1977 cuando se inauguren las primeras salas en el antiguo convento de San Domingos de Bonaval. El Ayuntamiento de Santiago de Compostela cedió su espectacular conjunto patrimonial, que desde la desamortización servía como espacio para múltiples funciones, una de ellas la de Museo Municipal desde hacía poco más de una década.
La colección empezó a formarse con fondos destinados a las tres primeras salas abiertas al público: Olería, Tejido y Cestería. Estos provenían principalmente de las aportaciones de patrones y patronas fundadoras; así, la sala de Olería se nutrió de la magnífica colección de cerámica de Luciano García Alén y María García Ayaso, formada por piezas procedentes de las diferentes aldeas oleras de Galicia. La sala de Tejido se montó a partir de las aportaciones de Ramón Villares Paz, Cipriano Jiménez Casas y Melisa Fernández Puentes, junto con la recuperación de algunas de las piezas del antiguo Seminario de Estudos Galegos. El resto de los fondos, especialmente para la sala de Cestería, fueron comprados a diferentes artesanos dispersos por toda la geografía gallega, en un trabajo de recogida encomendado a diferentes personas del Padroado del Museo.
Con el paso de los años, la Xunta de Galicia, entendiendo que el Museo do Pobo Galego puede ser considerado como la cabecera espiritual y simbólica de la red de museos antropológicos de Galicia, le reconoce por el Decreto 111/1993, de 22 de mayo, la competencia para actuar como centro sintetizador de todos los museos y colecciones públicas y privadas integradas en el sistema gallego de museos dedicados al estudio, promoción y difusión del patrimonio histórico-antropológico de Galicia. En 2012 llegarían también otros reconocimientos de la Xunta para el Museo, al ser declarada su biblioteca como de especial interés para Galicia.
El Museo do Pobo Galego es el primer museo del país que, desde la perspectiva de la antropología cultural, intenta abarcar y relacionar las diversas manifestaciones humanas en el seno de una comunidad diferenciada recogiendo, conservando y estudiando las muestras de la cultura espiritual y material para, a través de su conocimiento, contribuir a la planificación del futuro colectivo.