San Domingos de Bonaval
El antiguo convento de San Domingos de Bonaval se sitúa fuera de la ciudad amurallada, en el ala de la Almáciga y al lado de la Porta do Camiño, por la que entran hacia la catedral los peregrinos del Camino Francés.
Su fundación se remontase a la Edad Media. Según la tradición, fue creado por el propio san Domingos de Guzmán, que peregrinaría a Compostela en 1219. Sin embargo, el cuerpo conventual actual corresponde a la renovación barroca del arquitecto Domingos de Andrade.
Durante el episcopado de fray Antonio de Monroi, arzobispo de Santiago entre 1685 y 1715, el convento de Bonaval va a experimentar una gran remodelación. El diseñador de esta ampliación y renovación artística será Domingos de Andrade, gran arquitecto que estaba realizando importantes obras en la ciudad, como la torre del Reloj de la catedral. De su trabajo en Bonaval hay que destacar la magnífica escalera helicoidal y el claustro.
Única en su género en Europa, la escalera de San Domingos de Bonaval fue construida para organizar el espacio de circulación entre los distintos pisos. Se desarrolla en tres rampas desplegadas en una triple hélice que comunican cada una de las puertas sin entrecruzarse, dejando el hueco central despejado para el paso de la luz.
Aunque a primera vista el claustro puede parecer que tiene una forma regular, estamos ante un clásico engaño visual del barroco. Andrade consiguió, a través de diferentes efectos ópticos, adaptar la arquitectura para dar harmonía y disimular la irregularidad de la planta. En este espacio de tránsito pueden verse diferentes muestras de epigrafía y escultura antigua, además de restos de la fábrica del convento medieval.
En la reforma del siglo XVIII se hizo el coro de la iglesia. Hoy acoge un conjunto de arte sacro procedente del antiguo templo y de los fondos del Hospital Real. También destaca el facistol original del convento, que se utilizaba para sostener los libros del coro que recogen os cantos que acompañan la liturgia. Se puede acceder a este lugar desde el primer piso del claustro.
Cuando se promulga la ley de exclaustración de las órdenes religiosas en 1836, el convento pasa a manos del Concello. El primer uso fue el de hospicio, que por 1945 todavía ocupaba la parte norte. La zona sur acogió un colegio de sordomudos y ciegos. Cuando terminan estas instituciones, Bonaval quedó por un tiempo desocupado, hasta que se decide en 1963 acondicionar una parte de las dependencias para Museo Municipal.
Será en 1977 cuando el Concello ceda el edificio para la creación del Museo do Pobo Galego.
La gran huerta del convento conserva todavía ruinas de algunas dependencias de los frailes dominicos y los panteones del viejo cementerio municipal aquí instalado. En el año 1994, el prestigioso arquitecto portugués Álvaro Siza y la gallega Isabel Aguirre transforman este lugar en parque público. Además, un año antes Siza firmaba también el diseño del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, situado al lado de la entrada del convento.